El príncipe consorte Alberto de Sajonia (1819-1861), casado con la reina Victoria I del Reino Unido, era un hombre que destacaba por su elegancia.
Siendo novios su prometida, Vicotira, le regaló una rosa y él, que tenía fama de hombre galante y amable, se hizo un agujero en la solapa de la chaqueta que llevaba puesta para ponerse la flor. A partir de entonces hizo colocar un ojal en todas sus americanas.
Los sastres de la época enseguida pusieron de moda la idea del ojal para llevar una flor en él.
Con el tiempo ese ojal ha servido no solo para las flores sino que para llevar todo tipo de insignias, pins, medallas y porque no, flores.
La flor en el ojal es una antigua costumbre que tuvo su origen en la Revolución Francesa... la primera persona que utilizó una flor en su chaqueta, en concreto un perfumado y vistoso clavel blanco, fue un caballero llamado Rougeville que, habiendo obtenido permiso para entrar en la prisión de la “Conciergerie” donde esperaba su trágico destino María Antonieta de Francia, tuvo la idea de esconder, en el cáliz de un gran clavel blanco que puso en su jubón, un mensaje para la desdichada reina, ello se conoció como la conspiración del clavel, aunque no tuvo el éxito que se esperaba y la reina no pudo ser liberada. Después de este episodio la nobleza francesa comenzó a utilizar un clavel blanco como distintivo en sus trajes, mientras que los partidarios de Bonaparte utilizaron como símbolo un clavel rojo.
Cuentan que la cinta purpúrea de la Legión de Honor que Napoleón instituyó se relaciona con el color bermejo del símbolo floral elegido por los seguidores del Emperador.
El uso de las flores en el ojal no pasó los confines de Francia, pero en 1837, en Inglaterra, durante un gran baile, fue presentado a la reina Victoria, Alberto de Coburgo (retratados arriba); la soberana se enamoró de él apenas lo vio, y como muestra de su afecto desprendió una flor del ramillete que adornaba su vestido y se la ofreció, el joven ante el honor que le hacía pido que le trajeran unas tijeras y se dio un corte en la solapa de la chaqueta para colocar en ese lugar la flor, allí nació su historia de amor y una moda que ha traspasado varias épocas, la del caballero elegante con una flor en el ojal.
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El príncipe consorte Alberto de Sajonia (1819-1861), casado con la reina Victoria I del Reino Unido, era un hombre que destacaba por su elegancia.
Siendo novios su prometida, Vicotira, le regaló una rosa y él, que tenía fama de hombre galante y amable, se hizo un agujero en la solapa de la chaqueta que llevaba puesta para ponerse la flor. A partir de entonces hizo colocar un ojal en todas sus americanas.
Los sastres de la época enseguida pusieron de moda la idea del ojal para llevar una flor en él.
Con el tiempo ese ojal ha servido no solo para las flores sino que para llevar todo tipo de insignias, pins, medallas y porque no, flores.
Hola mi querioda Irene
La flor en el ojal es una antigua costumbre que tuvo su origen en la Revolución Francesa... la primera persona que utilizó una flor en su chaqueta, en concreto un perfumado y vistoso clavel blanco, fue un caballero llamado Rougeville que, habiendo obtenido permiso para entrar en la prisión de la “Conciergerie” donde esperaba su trágico destino María Antonieta de Francia, tuvo la idea de esconder, en el cáliz de un gran clavel blanco que puso en su jubón, un mensaje para la desdichada reina, ello se conoció como la conspiración del clavel, aunque no tuvo el éxito que se esperaba y la reina no pudo ser liberada. Después de este episodio la nobleza francesa comenzó a utilizar un clavel blanco como distintivo en sus trajes, mientras que los partidarios de Bonaparte utilizaron como símbolo un clavel rojo.
Cuentan que la cinta purpúrea de la Legión de Honor que Napoleón instituyó se relaciona con el color bermejo del símbolo floral elegido por los seguidores del Emperador.
El uso de las flores en el ojal no pasó los confines de Francia, pero en 1837, en Inglaterra, durante un gran baile, fue presentado a la reina Victoria, Alberto de Coburgo (retratados arriba); la soberana se enamoró de él apenas lo vio, y como muestra de su afecto desprendió una flor del ramillete que adornaba su vestido y se la ofreció, el joven ante el honor que le hacía pido que le trajeran unas tijeras y se dio un corte en la solapa de la chaqueta para colocar en ese lugar la flor, allí nació su historia de amor y una moda que ha traspasado varias épocas, la del caballero elegante con una flor en el ojal.
Un abrazo desde mi corazón para ti
Dulce y Seductora!
Hola amiga, la respuesta de Andrés es más que perfecta, además de romántica, así que sólo paso a saludarte.Un abrazo.
Buenas
Algún pavo que pasaba del pañuelico en el bolsillo.
Saludos irene2
no se no entiendo la pregunta
el otoño
el negrito bailarin no?
segun cricri..
jijiji
(amaneci muy sonriente jijijij)
No lo se, pero me parece bastante antiguo no?
Los hombres sobre todo, se ponen las rosas allí junto con sus mejores galas.. No se..
besos
Alguna o algún modista para enriquecer su diccionario de costura ja ja.
el otoño...