Un relato que deja al mundo una enseñanza moral. En la sala de espera de un palacio muy famoso, entablan amistad dos tipos y debido a que los pacientes eran numerosos, los dos tipos aprovecharon para ensanchar la confianza. - Oye, amigo, cuando pases consulta, me esperas mientras yo hago lo mismo y cuando salga, nos vamos juntos pues, llevamos el mismo camino. - Claro, mi amigo, así lo haré. - Respondió el otro. De esa forma ocurrió. Emprendieron su camino. - No me convence el sabio con la sugerencia que me ha dado para solucionar mi anómala situación. - A mí tampoco me convence, - replicó el otro. ¿ Cuál es el mal que te aqueja para que hayas venido hasta acá a solicitar el auxilio del Sabio ? - Eso es lo que me confunde, - respondió el aludido. Mi problema es que mi mujer hace lo que le da la santa gana y no atiende lo que le digo. - ¡ Ah, cierto que es problema serio ! ¿ Cuál fue la solución que el Sabio te recomendó ? - Que pasara por el puente de la oca. ¿ Qué tiene que ver el puente de la oca con mi esposa que está allá, muy lejos, en nuestra casa ? - Ciertamente. Si, definitivamente, su recomendación no es convincente. - Y, ¿ cuál es

la pena que te embarga a ti ? - Pues, es terrible. A mí, nadie me ama.

- ¿ Qué te recomendó el Sabio para curar tu mal ? – Únicamente expresó una lacónica palabra: AMA.

Entre las grandes obras de la Literatura Universal se encuentra este relato.

¿ Cuá es esa obra ?