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Salvo que esté presionando con una fuerza tal que pueda estropear su equipamiento viril, no. Usted sencillamente ha llegado de un modo espontáneo a uno de los ejercicios más comunes para controlar la eyaculación precoz. Lo ideal, por supuesto, es acceder al dominio de la urgencia de la liberación seminal a través de la contracción del llamado músculo "pubocoxígeo" (el mismo que hace falta activar para cualquier interrupción del flujo urinario) y no mediante una intervención tan aparatosa, pero eso también se aprende con la experiencia. El secreto está en saber detener la parte, digamos, más pro activa de la operación a tiempo. De acuerdo con algunas disciplinas orientales, es posible incluso tener orgasmos múltiples y sucesivos sin haber eyaculado.